miércoles, 24 de julio de 2013

Telegrama urgente hacia usted, Señor Remitente


 Me asalta una duda
¿Hasta que punto me sostendrá la cordura?
Se complicó todo cuando comencé a buscar un remitente 
a cartas que no parecen coherentes 
entre lo que digo y lo que pienso.
¿Sientes cuando digo la verdad y cuando miento?
Entonces ¿Por qué no me hablas?
¿O acaso no he hecho lo suficiente? 
Quizás no basta con lo que tengo, 
pero es lo único que me queda. 
Después de tantas guerras no puedes pedir que no tenga heridas
y menos que no esté armada hasta los huesos. 
Son medidas de protección. 
Son escudos para evitar las huidas. 
Son resguardos para evitar las caídas.
Quédate con las respuestas
a preguntas que yo no voy formular.
Estoy segura, sé lo que quiero.
No voy a dar un pie atrás.
Necesito salir de aquí, respirar.
Pero también necesito de ti para continuar.
¿Qué pasó? Más bien, ¿Qué nos pasó?
¿En qué parte está el agujero por donde todo se está escurriendo?
Te entiendo. Por dios que te entiendo.
Pero no me pidas que rebusque en un texto que está mas claro que el agua.
Aveces no sé lo que tu corazón fragua.
¿No te das cuenta que la incertidumbre me está haciendo daño?
Ya puse mi silla.¡Que diablos! 
La verdad se esconde en cada peldaño.
¿Quieres correr? ¡Entonces hazlo!
Da vueltas en círculos como un perro sin amo.
Siempre vuelves ¿No es eso extraño? 
No estoy mintiendo. Ya puse mi silla.
Ya no corras. Deja el tiempo correr.
Disculpa si soy directa y al mismo tiempo cobarde.
Es simplemente una respuesta a tu punto aparte.


No hay comentarios:

Publicar un comentario