domingo, 28 de julio de 2013

El hombre de mi vida, hasta ahora




Algunas mujeres se declaran expertas conocedoras de la raza masculina como tema. Ese no es mi caso. Poco sé de tácticas de conquista y de señales lanzadas sutilmente de las que hablan mis amigas en conversaciones al respecto. Por lo cual, me he pasado la vida entera cayendo en los enredos masculinos sin entender mucho. Pero nunca me he quedado con la duda, para eso tengo un almanaque viviente que responde a cada una de las estúpidas preguntas que pasan por mi cabeza y así he ido aprendiendo a que no siempre te dicen la verdad, que no todos te cuidan y que no todos cumplen lo que prometen. También  me enseñó ese dicho, ya saben... "El hombre promete..." Pura y santa verdad no más

Poco sé de hombres, es verdad. Sé lo que aprendí del hombre de mi vida. La culpa la tiene usted. Sí, usted Señor. Que me enseñó a bailar sobre los pies, que me dijo que si quería de verdad recibiría lo mismo a cambio y que me secó las lágrimas cada vez que me caí. El mundo no me ha tratado igual. Quizás debería haberme enseñado a que me iban a hacer llorar, a que la más perra siempre gana porque todo es un juego y si dices la verdad eres patética; a que la gente hace daño, miente y es malintencionada.
Pero debo decirle Caballero, que me enseñó bien a defenderme. Gracias a usted se como hacer bailar a quien quiera a mi ritmo, aprendí a querer sin importar nada a cambio; y a secarme las lágrimas, pararme y seguir. Hoy me dijo "Se disfruta más el juego que el premio. Siempre has tenido lo que has querido. Es hora que aprendas que no puedes tener todo. Solo tienes lo que mereces y tú no mereces eso."
El hombre de mi vida sabe de la vida, por eso puede dar cátedra al respecto. Sabe como hacerme hacerme sentir bien, como hacerme reír y sobre todo sabe como hacerme enojar. El hombre de mi vida sabe lo que es trabajar, lo que es poner el hombro, lo que es luchar. Nunca lo he visto quedarse parado esperando a que algo llegue. El hombre de mi vida crea cosas con un chicle y tres fósforos. El hombre de mi vida, hasta ahora, ronca al lado mío, calienta la cama para que no me de frío y me abraza cuando tengo miedo. El hombre de mi vida tiene el corazón más grande que conozco, sabe guardar secretos hasta la tumba, defiende hasta con los dientes a los suyos y entrega todo por sus mujeres. Ya está viejo, cansado y le cuesta hablar, pero aún así, con pausas y tranquilidad sigue explicándome del mundo. 
Ya sé, me criaron detrás de la estufa, como señorita de vestido y zapato lustrado. Pero me crió usted Señor. A mi no hacen tonta y menos me meten el dedo en la boca. Porque también me obligó a subirme a los árboles, a comer mora de la mata para hacer el estómago mas fuerte, a aprender la diferencia entre una bujía y un carburador, a jugar a la pelota y a pegar patadas voladoras. 
El hombre de mi vida es el mejor. Vengan y alégueme si quieren. También me enseñó a refutar con argumentos y cuidado, que también saqué su mano grande para pegar coscachos.


1 comentario:

  1. a veces se necesita retroceder un poco para avanzar de golpe, a veces la vida trae imprevistos inesperados, pero lo importante es avanzar.

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