lunes, 28 de abril de 2014

Constante



Es completamente extraña y compleja la vida humana. Tanto que en su simpleza se esconden verdaderos secretos antes los ojos de quienes no ven. Es tan corta y al mismo tiempo tan extensa. Tan importante como prescindible. Muy previsible como increíblemente inimaginable.
No es fácil viajar por este eterno espiral que se nos presenta en nuestro paso por la tierra. Sumando a las infinitas posibilidades de situaciones, lo complicado e impredecible de las emociones; llevado todo esto de la mano de la mente que trata de equilibrar cuerpo y espíritu. 
Todo es una constante, el tiempo, la energía, la materia, la vida. Nunca morimos. Nunca dejamos de aprender. Nunca amamos en vano. Nunca dejamos de ser felices. Nada pasa por casualidad. Nada es tan malo como se ve, solo es necesario girar y cambiar el punto de vista. Somos pequeños y al mismo tiempo capaces de cambiar todo un rumbo. Siempre dejamos huella, todo acto deja escrita una consecuencia en nuestra infinita historia. 
Llevo 24 años viajando en este corto paso por la tierra, donde se me regaló el privilegio de poder escoger mi destino de partida y de llegada. He recorrido, me he perdido, he disfrutado, reído y encontrado hermosos compañeros de ruta que han caminado por ciertos periodos a mi lado. Me he caído, derrumbado y vuelto a levantar. Me he sorprendido con la benevolencia y la maldad de otros seres humanos como con mi propia falsedad y empatía. Me he equivocado, he escogido mal y he cometido el peor de los pecados humanos, no pensar antes de actuar, como he meditado extensas horas deliberando la mejor forma de proceder. 
Es compleja la vida humana. Es compleja porque podemos elegir y porque podemos mutar. 
La magia está en no preocuparse y tan solo ocuparse. Cuanto tengas que ver, verás. Cuanto tengas que aprender, aprenderás. No puedes detener la gran energía constante que nos arrastra como un caparazón de caracol. Para algo tenemos el cuerpo, para mover las piezas que están a nuestro alcance con actos tangibles. El resto solo hay que dejarlo ir y agradecer. 
¿Para qué? ¿Para qué todo esto? Para sentir lo que todos buscamos, que no es la simple felicidad pasajera. Es la libertar que reuniendo todo esto y interiorizando podemos volverla un constante sentimiento de plenitud en toda nuestra existencia. 

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